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El dormitorio ideal debe contar con unos tres metros de altura. Con elementos de la misma gama cromática se logra un ambiente muy relajado
El dosel tiene su origen en la Edad Media, como necesidad para crear un espacio íntimo. En los castillos más antiguos, señores y sirvientes dormían en el mismo salón, compartiendo el calor de una gran chimenea, pero separados por cortinajes. Con el tiempo, los constructores de castillos empezaron a proyectar cámaras separadas para la nobleza. Sin embargo, era habitual que los asistentes compartieran la habitación por comodidad y seguridad. Ellos dormían en jergones y los señores en camas cubiertas por telas, a resguardo de todas las miradas.
La madera es la reina. El dosel se adapta al estilo de la cama ya que viene adosado al conjunto. De madera cruda, barnizada, lacada o incluso tosca, los doseles actuales ganan en naturalidad y sencillez, y se evitan los postes con adornos torneados en exceso. Las líneas rectas, los postes estrechos y una estética muy natural son las más requeridas. Así se aligera todo el conjunto. También hay modelos que integran un mecanismo que permite prescindir del dosel, algo muy práctico para cambiar la imagen del dormitorio o ante una mudanza.
Las estructuras de metal resultan elegantes. Ganan en ligereza a las de madera, dan sensación de mayor espacio y luz, y su perfil estrecho les otorgan un aire estilizado. Las opciones en forja añaden rusticidad y encanto al conjunto, y los doseles de metal blanco tienen un aspecto más desenfadado.
El concepto de dosel implica dotar a la cama de cuatro postes en las esquinas, que mediante barras forman un rectángulo arriba (el dosel) sobre el que se pueden colgar (o no) cortinas. Juega con todas las posibilidades.
Una cama con dosel abierto, sin cubrir, crea un efecto estimulante a la vez que deja fluir la luz libremente, sin interrupción.
Cubierta, gana en intimidad y elegancia. Evita un estampado recargado y grueos en un dormitorio con muchos muebles. Es preferible que el tejido sea fino, vaporoso (lino, algodón, muselina, tul, gasa, organza...). Las transparencias aportan sensación de calma.
Cubre solo los laterales y el techo con un tejido ligero para crear un ambiente fresco y minimalista. Las telas gruesas puedes reservarlas para tapar solo el techo, a modo de toldo.
Los tonos claros y los materiales delicados y floridos conseguirán un aire de ligereza y romanticismo. Los más oscuros ayudarán a que la luz exterior no se filtre; ganas sensación de seguridad, consiguiendo un reconfortante "efecto nido".
Tamaño de la habitación
Los dormitorios amplios con techos de al menos 3 metros pueden albergar fácilmente camas con dosel de postes altos e incluso gruesos.
Si los postes son delgados y no se sobrecarga el dormitorio con otros muebles, una altura de 2,5 metros hasta el techo es suficiente.
Es la mejor opción si no quieres que los demás de los muebles queden eclipsados. Con un dosel alto, el dormitorio parecerá más íntimo.
Debe armonizar con la cama y con el resto de los elementos.
Las maderas oscuras, como la caoba o el nogal, son buenas opciones en un espacio grande con techos altos.
Busca modelos antiguos y pide a un maestro tornero de la madera una reproducción fidedigna con molduras incluidas.
Jugando con varios tonos de una gama cromática le das más vida y te alejas del clasicismo.
A las camas de los pequeños, el dosel les aporta un dinamismo muy en sintonía con su vitalidad. Si se cierra con cortinas, transmite sensación de seguridad, de recogimiento y de magia, porque pueden imaginar que es una cabaña en la montaña o un palacio en miniatura.
Además de estilo, los doseles incrementan el confort a la hora de dormir puesto que son reguladores de la temperatura: con cortinajes gruesos, ayudan a conservar el calor de la cama en invierno. Un tejido ligero la mantiene fresca en verano, evita los indeseables insectos y amortigua la luz y el ruido que se filtran por la ventana.
No todos los doseles tienen por qué ser rectangulares. La imaginación siempre aporta muchas alternativas.
Con elevación. Suelen añadir la gracia de las líneas curvas, sumando un plus de altura y elegancia.
Corona. Con forma de semiluna o de corona, no es un dosel al uso, pero consigue el mismo efecto de manera mucho más discreta.
Pseudodosel. Si no quieres renunciar al dosel, pero no estás muy convencido de cambiar la cama, puedes optar por una estructura sencilla en el techo desde donde colgar la tela.
Para ganar altura y prestancia. Rematada por un rectángulo más pequeño.
Con la perfilería metálica de la ventana y en contraste con las vigas del techo.
Se cubre el dosel de lateral con una tela vaporosa.
Un color predominante, pero con diversos tonos.
De madera teñida a juego con las mesillas.
Usa los postes del cabecero como un marco excepcional para colocar obras de arte que tendrán un poderoso protagonismo en esa pared predominante.
Descubre las últimas tendencias en arquitectura, interiorismo y diseño.
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